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" Queda hecho el deposito ley 11723 Numero 5131573 fecha 23/10/2013 © bye Adriana Guezuraga Marca registro en trámite acta N° 3286280"

viernes, 15 de marzo de 2019

Las bodas Incas y Otros Relatos

Estos trabajos  de Adriana Guezuraga tienen un doble origen,  en primer lugar una verdadera vocación “americanista” que cultiva la artista desde hace décadas y muestra en toda su  obra sea textil,  pictórica,  escultórica o en la práctica sostenida de la fusión de todas ellas; y, en segundo lugar, pero no en orden de importancia, en sus ivestigaciones y lecturas que viene realizando, también desde hace décadas,  y que han nutrido sus imágenes otorgándoles el valor de ser parte de la memoria de las civilizaciones más antiguas de estas tierras a las que llamamos América hispana.
Puntualmente aquí en este proyecto ya ejecutado, “Bodas Incas”,  dos son las fuentes que declara: Nueva crónica y buen gobierno de de Felipe Guaman Poma de Ayala (1534-1615) y los Comentarios reales de Garcilaso de la Vega (1539-1616) ambos nacidos en Perú y contemporáneos, pero los escritos del primero fueron recién encontrado a comienzos del siglo XX en la Biblioteca Real de Copenhague y editados por primera vez en 1936. De la mano de letras y dibujos de ambos ha  construido escenas de la vida cotidiana de los Incas -no sólo de las bodas-, con meticulosidad en el tratamiento de los materiales, en el detenerse en los detalles pequeños, en la esmerada elección de colores y en la dinámica de cada composición.  No las grandes construcciones o monumentos, que los hay, sino la filigrana del vivir de cada día, ese “cada día” que construye  la cultura  de los pueblos, ese “cada día” que destruye sistemáticamente todo intento de diferenciación valorativa de los pueblos porque se compone del amar, del nacer, del rezar, del comer, del reir y del morir, siempre diferente pero siempre análogo entre unos y otros. Ese narrar  “cada día” que borra cualquier intento de calificar, en este caso al pueblo inca, de salvaje.
Estas escenas, por otro lado, tan cotidianas y bellas nos lanzan, aun sin que la artista se lo proponga,  a la otra escena, la que no está representada, a la escena ausente que destruyó a todas estas, la escena del encuentro violento, genocida, bárbaro que arrasó aquella vida cotidiana, que impuso usos y costumbres, creencias y saberes. Sin embargo, aquella no desapareció y aunque la cristiana occidental fue hegemónica, no pudo evitar la persistencia exquisita de la otra que es lo que evoca Adriana Guezuraga.
Somos el resultado de ambas historias; como lo es esta propuesta narrativa: objetos del arte contemporáneo (occidental), que cuentan, imaginan, recrean  cómo fueron, cómo vivieron, cómo amaron y murieron  los incas  reconociéndolos como parte de nuestra memoria identitaria.    




































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